Ahora, profundicemos en por qué estos hábitos tienen tanto poder. Son los atajos que toma nuestro cerebro para ahorrar energía. Cuando haces algo repetidamente, tu cerebro forma un camino que facilita la repetición de esa acción. Es como un sendero bien pisado en un bosque: una vez que el camino está ahí, es mucho más fácil seguirlo que abrirse paso entre la maleza de nuevos comportamientos.
Quizá se pregunte: ¿podemos cambiar nuestros hábitos? Por supuesto que sí. Pero es como intentar moldear arcilla. Requiere tiempo, persistencia y un poco de dureza. Como dice el refrán: "Los viejos hábitos son difíciles de erradicar". Romper un mal hábito puede parecer tan desalentador como escalar el Everest, pero sustituirlo por uno bueno es la victoria definitiva.
En última instancia, el papel de los hábitos en la formación del comportamiento es profundo. Influyen en nuestras elecciones, reacciones e incluso en cómo nos vemos a nosotros mismos. Cuando empiezas a ser consciente de tus hábitos, es como darle al interruptor de una bombilla: de repente ves los patrones que siempre han estado ahí, esperando a ser reconocidos. Y una vez que lo haces, puedes empezar a tomar el control de tu vida de formas que nunca imaginaste. ¿Qué hábitos estás dispuesto a abordar hoy?
Cómo se forman los hábitos
Cuando repites una acción, tu cerebro libera dopamina, una sustancia química que te hace sentir bien y que refuerza ese comportamiento. Es como chocar los cinco cada vez que corres o dejas la comida basura. Con el tiempo, esta recompensa crea un bucle -desencadenante, acción, recompensa- que te lleva a profundizar en el hábito.
¿Qué hay detrás de este truco de magia? Pues empieza con las señales. Son las señales que desencadenan tus hábitos. Imagina que pasas por delante de tu cafetería favorita: ese aroma familiar te hace entrar corriendo para tomar una dosis de cafeína. Esa es tu señal. Después viene la rutina, que es el comportamiento real. Ya sea tomar un café con leche o ir al gimnasio, es la acción que realizas en respuesta a la señal. Por último, está la recompensa. Puede ser cualquier cosa, desde un subidón de azúcar hasta una sensación de logro.
Y aquí es donde se pone interesante: si quieres crear un nuevo hábito, puedes modificar esos tres elementos. Cambia la señal, por ejemplo, cambia la cafetería por un bar de batidos. Ajusta tu rutina y acompáñala de una sabrosa recompensa, como un tentempié saludable después del entrenamiento. Se trata de encontrar el ritmo que mejor se adapte a ti.
Los hábitos, al igual que los árboles, tardan en echar raíces fuertes, pero una vez arraigados pueden dar sombra y consuelo a nuestras vidas de las formas más sorprendentes.
Consejos para crear hábitos positivos
En primer lugar, piensa en pequeño. Imagina que intentas correr un maratón sin haber trotado ni un solo kilómetro. Parece una locura, ¿verdad? Empieza con objetivos pequeños y alcanzables. Si quieres comer más sano, empieza cambiando un tentempié por una fruta o una verdura en lugar de cambiar toda tu dieta de la noche a la mañana. Así no te sentirás abrumado y celebrarás esos pequeños triunfos.
A continuación, la constancia es tu mejor aliada. Dicen que hacen falta 21 días para crear un hábito, pero seamos realistas: se trata de convertirlo en parte de tu rutina diaria. Fija una hora concreta para tu nuevo hábito, como hacer yoga todas las mañanas nada más levantarte. Esto no sólo refuerza el hábito, sino que también lo convierte en algo que esperas con impaciencia, como un cálido abrazo para empezar el día.
La responsabilidad es la clave. Cuéntale tus objetivos a un amigo o busca un compañero que te acompañe en tu viaje. Piensa en ello como si tuvieras un compañero de gimnasio que te motivara a hacer un esfuerzo extra. Si compartes tus objetivos con otra persona, es más probable que los cumplas, porque no querrás defraudarla, ni defraudarte a ti mismo.
Por último, sé amable contigo mismo. Recuerde que todos cometemos errores de vez en cuando. En lugar de criticarte, trata esos momentos como experiencias de aprendizaje. Al igual que escalar esa montaña, algunos días serán más fáciles y otros más difíciles, pero cada paso es un progreso. Así que ponte las zapatillas y prepárate para conquistar esos hábitos positivos día a día.
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